Editorial
Los avances tecnológicos que han convertido al planeta
Tierra en una aldea, acortando las distancias y acelerando el flujo de
información, sirven también para crear un nuevo tipo de economía, distinta a la
tradicional que estamos acostumbrados y prueba de ello es el surgimiento de
empresas como Facebook, Google, Netflix, Amazon y muchas otras, que han sabido
capitalizar el poder de las TIC´s.
De la misma manera, las empresas tradicionales se han
ajustado a todos esos cambios informáticos, haciéndose más eficientes en sus
operaciones y extendiendo el alcance de sus dominios conquistando nuevos
mercados con sus redes de negocios.
En este contexto, hay que insertar a la industria del
mercadeo en redes o multinivel que se corresponde con la tendencia descrita por
Alvin Toffler en los 80’s como la generación de los “prosumidores” (productores
que a la vez son consumidores), donde los consumidores se vuelven realmente
socios de la empresa fabricante, dando origen a una nueva forma de hacer
negocios.
Se trata de un modelo empresarial cuyos orígenes se remontan
a la década de los 50’s, cuando un par de visionarios (Jay Van Andel y Rich De
Vos) construyeron una organización de ventas directas para posteriormente dar
cuerpo a lo que hoy se ha denominado como “capitalismo solidario” y que tiene
que ver con la justa distribución de las ganancias que se generan al
comercializar productos y servicios.
Se trata de una idea simple pero sumamente poderosa, simplemente
genial, ya que a través de este sistema de mercadeo el consumidor tiene la
oportunidad de convertirse en un empresario de la nueva economía, sin los
riesgos de las empresas tradicionales, sin las inversiones monumentales
reservadas para unos cuantos, con lo cual la riqueza en cierta manera se
democratiza, pues pasa a ser patrimonio del consumidor que aprende a ser
empresario a través de un sistema de asesoría personalizada, que es a su vez un
semillero de líderes, donde destacan siempre los más decididos, los más
creativos y los mejor auto-motivados.
Siendo como es un esquema no-tradicional, esta forma de
generar negocios tiene una gran cantidad de detractores y en el ambiente
circulan falsas ideas o apreciaciones erróneas de lo que es el mercadeo en red
o multinivel. Por ejemplo, mucha gente cree equivocadamente que es una especie
de secta, sólo porque en el multinivel se potencializa el viejo adagio “las
palabras convencen, el ejemplo arrastra”, a través de las conferencias
educativas impartidas por los líderes que han logrado resultados dignos de ser
imitados.
Otros más piensan falsamente que se trata de un esquema
piramidal, donde sólo ganan los que están hasta arriba, (como sí pasa en el
esquema de la empresa tradicional de la era industrial, donde los que se
enriquecen son sólo los dueños y administradores que están hasta arriba en el
escalafón tradicional); por el contrario, la estructura funcional de las redes
de consumo son sumamente planas, donde cada distribuidor es un empresario en
ciernes y su propio patrón, sin un jefe que lo mangonee o se quede con la tajada
del león.
En realidad, la red de consumo tiene todo el perfil de la
empresa inteligente de la era del conocimiento, incluyendo una auténtica
propiedad de los medios de producción y aún mejor, la propiedad de las
utilidades que se generan por la comercialización de los productos o servicios.
En fin, el tema da para muchas líneas más de
reflexión. Por esta ocasión aquí la dejamos y los invitamos a leer con atención
esta edición y nos vemos, con el favor de Dios, en la que sigue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario